En las afueras de Río IV y en un predio de 5has. ricamente forestado se emplaza esta casa con vista sobre el predio y, erigida sobre una península generada por una laguna acrecentada dominando el agua que la circunda. El espejo de agua multiplica el cielo y, la casa aparece como en una isla entre pastos, árboles y prados.

El cielo y agua entran a la casa a través de un triángulo acristalado de doble altura que aloja un jardín de invierno, piscina y sauna logrando una estrecha relación con el entorno al interactuar con la naturaleza. Esta cuña articula dos cubos, los cuales alojan en planta baja  uno el estar y, el comedor el otro. Los cubos se completan en la planta alta con los dormitorios los cuales balconean a este espacio protagónico.

Debajo de esta cuña, un subsuelo con bodega se erige como elemento climatizador natural, tomando aire del exterior desde una entrada entre la cocina y el tendedero y su salida al interior en el extremo de la pileta. Esto permite regular al máximo el uso del aire acondicionado, en verano y en invierno la fuerte radiación calienta las habitaciones desde este centro acristalado.

La cuña invernáculo, entre cubos, actúa como mediador formal, espacial y simbólico con un altillo de vidrio y un subsuelo (Bodega) que alude a la poética del espacio de Bachellar. Una casa patio, cubierta, un eje de estares en cruz, corazón de tres niveles que aluden al cenit y al nadir que separa y une los estares.

Un viejo arquetipo, como lo entendió Jung, como símbolo universal con máxima eficacia y estabilidad. Como decía Elíade (en lo Sacro y lo Profano) perpetuar el hombre mítico que llevamos dentro, que fuimos, con una nueva interpretación: Patio hecho invernadero.

Los materiales de la obra, vidrio, piedra y madera se asocian al contexto de agua, pastos llorones, cortaderas, abedules y el resto del tratamiento paisajístico.

Asadores, pileta, cocheras colonizan el bosque que hace de fondo a la figura de la casa.