La iglesia se desarrolla en un santuario sobrio materializado por losas casetonadas soportadas por cuatro pilares que cubren un espacio contenido además por cuatro muros y cuatro ventanales ubicados en forma de aspas de molino.

Esta disposición genera una centralidad controlada.

Un volumen más pequeño aloja la capilla diaria y la sacristía y un atrio semicubierto que se abre al patio.

Todo el conjunto es de carácter introvertido respecto del exterior y se completa con un salón parroquial de encuentros comunitarios y exposiciones y una casa parroquial que define la plaza situada en la esquina, sobre la calle principal del municipio de Villa General Belgrano.

El hormigón armado está trabajado con una gran variedad de secciones de tablas de encofrado que lo dotan de una textura particular con la luz rasante de cada una de las grandes salas.

Las losas apoyadas en estos pilares (cuatro por cuadrado) no se apoyan sobre los muros generando una raja horizontal continua que se puebla de vidrio y piezas vítreas coloreadas que perforan la caja envolvente como un vitreaux abstracto.

Las losas nervuradas de 2m de alto se ejecutaron con dos casetones premoldeados superpuestos para reducir la profundidad y la altura de la sala principal.

Dos iglesias anteriores más expresionistas fueron objetadas por el obispado de Munich que financiaba la obra.

Pero, muchas de las búsquedas espaciales y simbólicas de esas propuestas se perpetuarán en esta última versión más nacionalista y, en otras iglesias posteriores (Malagueño y Carlos Paz).